Thursday 2 May 2019

Caster Semenya

Todas las personas que logran algo importante en la vida tienen algo de excepcional. Estos “raros” son los que se hacen las preguntas que no se hace antes nadie, los que son cabezones y llegan hasta donde nadie ha llegado jamás, los que tienen unas condiciones físicas o fisiológicas excepcionales, los que tienen una capacidad de sufrimiento o sacrifico fuera de lo normal…

Ahora la IAAF juega a ser “Hitler” y decide cuando una mujer es digna o no de ser considerada mujer al nacer con una patología u otra con el beneplácito del TAS, humillando a todas las mujeres, y en mi opinión, a toda la humanidad. Y como no tienen huevos de proclamarse “Hitler” en toda su dimensión, limitan el ámbito de dicha norma discriminatoria

sólo a las pruebas que domina una sola mujer con hiperandrogismo. No limitan los saltos, ni pruebas más explosivas… ni el 3 mil… ni tampoco limitan a un hombre de 190 para que le apliquen algún factor de corrección en sus marcas de 110 vallas respecto, por ejemplo, a un enano como yo de 174.
¡Qué hijos de puta! No es justo, tal vez yo podría haber sido campeón mundial de las vallas altas si hubiesen limitado a esos putos gigantes que son más altos y fuertes de lo “normal”. ¡Qué hijos de puta! No recuerdo las pulsaciones que tenía Indurain en reposo, pero tampoco era “normal”. Resulta que mi amigo Pepito podría haber ganado el Tour de Francia. ¡Que le quiten los 5 Tours! (o lo que sean)

Vamos, una vergüenza de resolución.